Leyendas Curazao - 1930

CURAZAO - COMIENZOS DEL SIGLO XX




Hoy escuche de labios de mi hermana Isabel, quien vive desde hace 25 años en la hermosa y próspera isla de Curazao. Me hizo relatos sobre la llegada de los hebreos antes de la segunda guerra mundial.



Resulta que en 1930 ya se comenzaban a sentir los vientos de cambios y peligros con el surgir del nazismo hitleriano en Alemania.



Parte de los judíos residentes en Alemania se vinieron a la isla de Curazao para huir del exterminio nazi, antes que comenzara la segunda guerra mundial. Su olfato agudo les salvó la vida.



Entre tantos que llegaron, dos de ellos, Spritzer y el Sr. Fuhrman, aún jóvenes y buenosmozos (hoy dia las mejores joyerías de la isla).



Spritzer y Furhman (primos de sangre) caminaban las calurosas calles de Curazao en 1930 con su maletita de cuero que contenía las pinzas y otros utensilios de reparar joyas, reparando relojes de puerta en puerta principalmente por la zona de Scharloo donde quedaban las casas señoriales (Landhuis) de los poderosos comerciantes.



Mientras Isabel me relata, me parece escuchar a los sirvientes anunciando al joven delgado y pobremente vestido, con boina gris, zapatos desgastados, probablemente remendadas las suelas por el abuso en caminar, parado humildemente en la puerta de la mansión con su gran nariz, ofreciendo sus servicios de reparación del hermoso reloj de pared que los hacendados hicieron traer en barco desde Suiza o Baviera para decorar sus hermosas salas de comedor.



Estos reservados jóvenes, de a centavito reunieron hasta alquilar un humilde local cercano al mercado central de Punda, y allí nacieron las fuertes raíces del Imperio de Joyerías Spritzer & Fuhrmann, que hoy día, ochenta años más tarde, pueden sumar billones de Dólares. Hoy día sobreviven sus hijos nietos y sobrinos.







Mi hermana me relató también que los alemanes nazis, no contentos con el exterminio en los campos de concentración europeo , llegaron a las costas de las islas de Bonaire, instalaron un campo de concentración nazi y navegaron a las costas de Curazao y Aruba a la cacería sangrienta del grupo de judíos que se refugiaron en aguas templadas del Caribe. Uno de los militares que incursionó en esta operación, un anciano hoy día, de apellido Van Vliet.



No más la Corona Real Holandesa se entera del suceso, envió la Marina en pleno a defender las costas de sus cinco joyas caribeñas y proteger así a los judíos residentes.







Curazao siempre tuvo un gran impacto comercial con los Estados Unidos y el resto de Europa. Recordemos que el período de industrialización en Alemania, Inglaterra, junto con el boom petrolero en Texas y el Acero de Carnegie hizo que se levantaran grandes fortunas en Europa y los Estados Unidos. Veamos que todavía los vuelos en avión eran escasos, dando como resultado que los viajes de crucero en fastuosos barcos de líneas británicas fueran la delicia y la manera más cómoda de despilfarrar las grandes fortunas que hacían con el petróleo y acero.






El sitio más oportuno de visita para los americanos y europeos eran las Antillas caribeñas, con especial interés en Curazao, donde las damas aristócratas conseguían los colmillos de elefante tallado, los jarrones chinos y las porcelanas para sus mesas. En Curazao y Aruba se conjugaban la más extensa gama de productos provenientes de Asia, China, India para satisfacer las extravagancias de aquella élite. Allí estaban indios, árabes y judíos dispuestos a colmar las expectativas comerciales para las caudalosas familias que llegaban en barco de crucero. Así se levantaron las inmensas fortunas que hoy día están multiplicadas por el mundo entero.


Continuará.

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